Pasajeritos.
Lúgubres tinieblas sobre mares turbios
sumando pesares a niños de tierra
que van sobre olas hurgando en la nada.
Fantasías rotas por juegos de grandes,
carrera al vacío, cometas sin rumbo,
fantasmas imberbes con frágiles sombras
y corazas leves de piel transparente
que muestran en vivo las manchas de guerra.
Exilio inocente de bebés incrédulos
y sus juegos rotos. -Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho
y ocho dieciséis- son ya del ayer.
Hoy números tristes que se multiplican
en las caravanas de espantos con remos
como pesadillas que van sobre ánimas.
Un destino incierto a hogares vacíos.
Tremendo desgracia la de los refugiados. En verdad es un destino incierto a hogares vacíos.
ResponderBorrarComparto.
Un abrazo
Marybel Galaaz En verdad que es un gran problema muy lamentable. Gracias por compartir.
BorrarUna realidad que duele, la del exilio; y como todo escenario en que se huye a lugares donde se pueda vivir un poco más en paz, porque a veces se encuentran en otro tipo de infiernos, los más vulnerables en su inocencia son los niños.
ResponderBorrarBuen poema Orlando, en dodecasílabos: un retrato de una realidad a la que el mundo parece acostumbrarse.
Saludos compañero..
Así es Gonzalo el mundo parece que se acostumbra a esto como algo normal, eso es lo peor.Gracias por tu visita.
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