lunes, 31 de agosto de 2015
domingo, 30 de agosto de 2015
La mentira
Has recorrido la historia
como truhana de letras
tergiversando verdades
que también imprimirás.
Tu recorrido es redil
para atrapar los luceros
que han de alumbrar toda página
de sapiencia universal.
Falsificas realidades
del pasado y del presente
por intereses ocultos.
La historia que has de decir
no es la historia primordial
que ha de orientar los pilares
del conocimiento sano.
Dioses, ídolos y michos
apóstoles tu diriges
como gran titiritera,
embaucando multitudes
con tu innata habilidad.
Mitomanía que sume
la humanidad en atraso
y proclaman las mentiras
a huérfanos de la verdad.
Tampoco un gran adalid
se salva de tu falacia
y a grandes hijos de puta
los colocas en altares.
Has recorrido la historia
como truhana de letras
tergiversando verdades
que también imprimirás.
Tu recorrido es redil
para atrapar los luceros
que han de alumbrar toda página
de sapiencia universal.
Falsificas realidades
del pasado y del presente
por intereses ocultos.
La historia que has de decir
no es la historia primordial
que ha de orientar los pilares
del conocimiento sano.
Dioses, ídolos y michos
apóstoles tu diriges
como gran titiritera,
embaucando multitudes
con tu innata habilidad.
Mitomanía que sume
la humanidad en atraso
y proclaman las mentiras
a huérfanos de la verdad.
Tampoco un gran adalid
se salva de tu falacia
y a grandes hijos de puta
los colocas en altares.
sábado, 29 de agosto de 2015
Poema a una bala.
Sola y desnuda viajas
libre
por el espacio
a velocidades irreales,
en espera de contactos que suplan tu soledad.
Tu silbido trágico es la canción fúnebre
de un vampiro en vuelo en busca de alimento
para saciar codicias de otros
a tu espalda.
Manipulada eres
sin concesión alguna.
Un ave indefensa sin voluntad,
sin decisión.
Tu éxito depende
del talento criminal del experto
en blancos
y negros augurios.
Te conozco
puedo dar fe de tu beso ardiente
o, quizás fue un aviso para el acto final
y no
tendrás
la culpa.
libre
por el espacio
a velocidades irreales,
en espera de contactos que suplan tu soledad.
Tu silbido trágico es la canción fúnebre
de un vampiro en vuelo en busca de alimento
para saciar codicias de otros
a tu espalda.
Manipulada eres
sin concesión alguna.
Un ave indefensa sin voluntad,
sin decisión.
Tu éxito depende
del talento criminal del experto
en blancos
y negros augurios.
Te conozco
puedo dar fe de tu beso ardiente
o, quizás fue un aviso para el acto final
y no
tendrás
la culpa.
*Con Monstruos así, tienes que convivir. De un Anecdotario Carcelario.
En la cárcel se conocen todo tipo de historias, desde gestos de solidaridad, hasta los mas atroces actos difíciles de creer que sean obras de seres humanos, (aunque esto ya esta fuera de toda duda). La naturaleza humana ya adquirió su verdadera esencia y se manifiesta de formas muy diversas y misteriosas.
Motorcito era un recluso de carácter alegre, siempre bromeando, de caminar rápido y sin preocupación alguna. Me llamaba la atención, pues, en ocasiones retaba a otros a que le tocaran en la pierna y al mismo tiempo caminaran con él. Quien lo hacía se mostraba sorprendido y sonriente.
Un día, la curiosidad me tocó y le pregunté que cuál era el misterio, y me invitó a su clásico procedimiento, y ciertamente, al tocarlo y caminar con él, sentí un motor o aparato que giraba y producía una vibración muy notable. Me contó que sufrió un accidente y hubo que adaptarle una prótesis en la cabeza del fémur que encaja en el hueso iliaco. Esa era una de sus gracias.
En la cárcel no es de buen gusto preguntar la causa del porque te encuentras allí, solo en caso de confianza o por alguna razón especial. Un día, conversando con Motorcito, él dejó abierta la posibilidad de contar su historia y le pregunté ¿que paso?, me dijo que tenía una mujer que lo molestaba y desconsideraba, que se consideraba superior a él y además, lo tenía muy a menos y decidió darle "un ejemplo". Esperó que se durmiera y le vertió gasolina en su parte íntima y le prendió fuego. Al oír esto, en lo primero que pensé fue en las historias que se inventan algunos reclusos para "hacerse los importantes", "los malónes" e impresionar a los demás. Le dije que no creía eso y que no tenía necesidad de contar algo así, pues eso no lo ayudaba en nada, me reiteró que sí lo hizo, incluso lo juró.
Quedé sin darle importancia partiendo del perfil de su personalidad.
Un día, tuve cita judicial junto a otros reclusos incluyendo a Motorcito, en el camino pensé que era la oportunidad de salir de alguna duda sobre el hecho pues los custodios al regreso, siempre comentaban mas de lo que deben.
Al llegar al Palacio de justicia noté un conglomerado de personas mayor de lo habitual y varios policías que nos esperaban, al bajar Motorcito, los policías se avanzaron sobre el para protegerlo, al tiempo que los civiles vociferaban epítetos agresivos sobre su persona. Durante el trayecto a la segunda planta donde están las cámaras, fue un avance tortuoso, un forcejeo a empujones y golpes para poder avanzar y evitar una agresión al sujeto.
Por el contenido de los epítetos lanzados por los indignados, no me quedaron dudas de que lo contado por Motorcito era una realidad. No pude enterarme de mas detalles pues lo citaron para fijar Abogados y otros protocolos menores. En estos casos muy sensibles y traumáticos, la justicia prefiere darle largas al asunto para dar tiempo a que "se enfríe" el ambiente y facilitar la acción judicial, no son pocos los casos de ajuste de cuentas en las salas de justicia a pesar de reclusos custodiados, ya el tenía mas de cinco meses preso.
Si hubiera notado rasgos de locura o anormalidades en Motorcito, quizás hubiera tenido una explicación aunque no justificada para una acción tan salvaje y monstruosa como esa, pero su comportamiento me indicó: que era "un monstruo disfrazado de cordero"
jueves, 27 de agosto de 2015
El viejo que no sabía que lo era. De un anecdotario carcelario.
Anastasio era un campesino neto, de carácter rígido, recluido desde unos 8 años de unos 75 a 78 de edad pero con una apariencia y energía de unos 50 era un buen hombre, victima de las circunstancias y de las enemistades entre diferentes familias, conflictos que son recurrentes en los campos de la República Dominicana, estos choques dejan en ocasiones un saldo muy alto entre muertos y heridos.
El hombre era muy orgulloso y se ofendía con facilidad, portaba siempre un garrotico al cinto. Era respondón pero no provocador.
Una tarde en que llegaron al pabellón presos nuevos discutió con uno de ellos, un joven arrogante que lo insultó y provocó que se fueran a los puños. A los pocos minutos del encuentro Anastasio cae al suelo, se levanta y continua en su afán de someter al joven, al poco tiempo vuelve a caer, el orgullo lo levanta medio aturdido y a pesar de llamados de que dejara eso hace caso omiso y por tercera vez cae al suelo. Esta vez le da trabajo ponerse de pie y comprende que no puede seguir. Abandona el desigual combate y se retira con su orgullo herido ( lo imagino con sus pensamientos vueltos un desastre). Mientras el joven, muy orondo, celebra su triunfo y emite epítetos burlones y ofensivos.
Me pareció ver al viejo llorando no de dolor pero si porque se había dado cuenta de que el hombre es como la arcilla que las manos del tiempo lo van moldeando a su antojo.
Desde ese momento no lo perdí de vista, me intrigó saber como se iba a manejar.
Al otro día y al abrirse las puertas de los pabellones, Anastasio se dirigió con pasos rápidos hacia el pasillo en dirección al patio, se detuvo en la puerta y observó como un águila todo el panorama, de repente fue hacia el portón que divide el patio del área de salida,( lugar siempre colmado de reclusos en espera de familiares o noticias, ademas de ser un buen sitio para soñar despierto o torturarse ) penetró en el grupo y de inmediato se retiró presuroso, en ese momento se armo un gran alboroto y luego unos camilleros llevaron un hombre herido hacia el hospital, este era el joven que había plantado al viejo, la sangre le brotaba de la cabeza a causa de dos garrotazos.
Luego de unos días en solitaria como castigo,visito a Anastasio y le pregunto:
—¿ Como esta?, y me responde:
—A mi nadie me había humillado, fue un pleito justo pero después ese tigre se burlo de mi, no actuó con humildad ni por que yo era un viejo. No me podía quedar con esa.
Vi que Anastasio recupero algo de su prestigio, no de una manera convencional pero lo mas importante es que comprendió: que la vida no es horizontal, que ésta cambia de curso y hay que ir adaptándose a ella sin perder la dignidad pues, quienes no lo hacen deben sufrir bastante y eso es demasiado sacrificio.
Anastasio era un campesino neto, de carácter rígido, recluido desde unos 8 años de unos 75 a 78 de edad pero con una apariencia y energía de unos 50 era un buen hombre, victima de las circunstancias y de las enemistades entre diferentes familias, conflictos que son recurrentes en los campos de la República Dominicana, estos choques dejan en ocasiones un saldo muy alto entre muertos y heridos.
El hombre era muy orgulloso y se ofendía con facilidad, portaba siempre un garrotico al cinto. Era respondón pero no provocador.
Una tarde en que llegaron al pabellón presos nuevos discutió con uno de ellos, un joven arrogante que lo insultó y provocó que se fueran a los puños. A los pocos minutos del encuentro Anastasio cae al suelo, se levanta y continua en su afán de someter al joven, al poco tiempo vuelve a caer, el orgullo lo levanta medio aturdido y a pesar de llamados de que dejara eso hace caso omiso y por tercera vez cae al suelo. Esta vez le da trabajo ponerse de pie y comprende que no puede seguir. Abandona el desigual combate y se retira con su orgullo herido ( lo imagino con sus pensamientos vueltos un desastre). Mientras el joven, muy orondo, celebra su triunfo y emite epítetos burlones y ofensivos.
Me pareció ver al viejo llorando no de dolor pero si porque se había dado cuenta de que el hombre es como la arcilla que las manos del tiempo lo van moldeando a su antojo.
Desde ese momento no lo perdí de vista, me intrigó saber como se iba a manejar.
Al otro día y al abrirse las puertas de los pabellones, Anastasio se dirigió con pasos rápidos hacia el pasillo en dirección al patio, se detuvo en la puerta y observó como un águila todo el panorama, de repente fue hacia el portón que divide el patio del área de salida,( lugar siempre colmado de reclusos en espera de familiares o noticias, ademas de ser un buen sitio para soñar despierto o torturarse ) penetró en el grupo y de inmediato se retiró presuroso, en ese momento se armo un gran alboroto y luego unos camilleros llevaron un hombre herido hacia el hospital, este era el joven que había plantado al viejo, la sangre le brotaba de la cabeza a causa de dos garrotazos.
Luego de unos días en solitaria como castigo,visito a Anastasio y le pregunto:
—¿ Como esta?, y me responde:
—A mi nadie me había humillado, fue un pleito justo pero después ese tigre se burlo de mi, no actuó con humildad ni por que yo era un viejo. No me podía quedar con esa.
Vi que Anastasio recupero algo de su prestigio, no de una manera convencional pero lo mas importante es que comprendió: que la vida no es horizontal, que ésta cambia de curso y hay que ir adaptándose a ella sin perder la dignidad pues, quienes no lo hacen deben sufrir bastante y eso es demasiado sacrificio.
*Pechito, asesino de las Hermanas Mirabal, mi vecino en la Victoria.
De un anecdotario carcelario.
Uno de los crímenes más horrendos de la represión política en la República Dominicana, quizás el que más, fue el de las hermanas Mirabal, tan trascendente, que marco el principio del final de la dictadura de Rafael Trujillo Molina.
Los asesinos materiales de este hecho fueron apresados en su mayoría y uno de ellos, Viterbo Alvarez (Pechito) fue mi vecino en la cárcel de la Victoria (famosa cárcel Dominicana) en el pabellón llamado "de los bomberos" no porque los reclusos fueran apaga fuegos, sino por lo contrario. Como contradicción era una de las mas limpias y ordenadas.
De noche veía a Pechito sentado en una mesa plegable leyendo una biblia, degustando las enseñanzas del señor. Yo, por mi lado, dibujaba a todo aquel que se sentara al frente con la única condición que trajera una hoja 8 y media por 11 y durara un rato.
Esta fue mi primera escuela de dibujo, unos 800 dibujos y caricaturas adornaban las cabeceras de los agraciados.También los policías solicitaban mis servicios, aunque a ellos les cobraba $ RD.2.00 y con ese dinero podía comprar cigarrillos y dos comidas mas aceptables que la "gravilla" oficial.
Pechito me hablaba de la vida, el destino, el hombre, siempre adoptando un aire filosófico, queriendo demostrar lo que no era.
Hacía muchos cuestionamientos como buen calie (chivatos y denunciantes de opositores de la dictadura) y cansado de sus preguntas, un día le dije: prefiero oírlo a usted, me gusta como ud. habla, Pechito soltó una carcajada y se hinchó el pecho de orgullo, jamas entendió el tono de ironía de mis palabras.
Siempre me han llamado la atención los casos de los grandes asesinos, gangster, traidores a la humanidad ( como decía José Marti ) y de todos los que contribuyen a dañar el mundo, que terminan refugiándose en la religión y abrazados a una biblia, (en este lado occidental) como buscando el pasaporte a su descargo y borrón de todos sus crímenes.
Se llaman a si mismo "los convertidos" no se en que, porque continúan siendo los mismos canallas, ahora aprovechando la ignorancia de la humanidad.
Luego de un tiempo de haber logrado su libertad, y parado en una esquina con su biblia bajo el brazo, se le acercaron dos hombres con sendas pistolas al cinto y lo que parecía un encuentro de sangre relámpago se convirtió en un apacible diálogo de unos minutos.
Es bueno ejercitar la imaginación ¿ por qué no hacerlo sobre este diálogo?
— Pechito, ¿ tu en libertad?
— Sí, yo soy inocente de lo que se me acusó, pero ya cumplí.
—Tu eras de los hombres fuertes del SIM ( servicio de inteligencia militar).
—Sí, yo era del SIM, pero no participe en eso.
—Pero tus compañeros hablaron y lo dijeron todo.
—Hablaron, pero por presión, eso tiene causas atenuantes.
—¡ Vaya, pero hablas como Abogado!.
—Yo estudié en la cárcel, y les aseguro que soy inocente, solo Dios sabe........
—El problema Pechito es, que el no tuvo la cortesía de decirnos eso y tu debes pagar por ese crimen, y la cárcel no basta.
—¿Y que van a hacer ustedes, ya yo pagué injustamente, además, eso no es justicia.
—Los crímenes como el de las Mirabal, están mas allá de la justicia y de lo comprensible y lo que resulte mas allá, también.
Pechito quedó tendido cuan largo y ancho era, con su biblia al lado y como nota curiosa, una pistola Browning automática de 35 ml. que llevaba en la cintura quedó al descubierto.
Esto no es extraño en los asesinos de mujeres y niños y los que matan apoyados y protegidos por el poder, pues tienen un rasgo común que es la cobardía. Solo actúan contra indefensos y débiles, pero cuando tienen la verdad al frente, ahí demuestran toda su esencia*.
De un anecdotario carcelario.
Uno de los crímenes más horrendos de la represión política en la República Dominicana, quizás el que más, fue el de las hermanas Mirabal, tan trascendente, que marco el principio del final de la dictadura de Rafael Trujillo Molina.
Los asesinos materiales de este hecho fueron apresados en su mayoría y uno de ellos, Viterbo Alvarez (Pechito) fue mi vecino en la cárcel de la Victoria (famosa cárcel Dominicana) en el pabellón llamado "de los bomberos" no porque los reclusos fueran apaga fuegos, sino por lo contrario. Como contradicción era una de las mas limpias y ordenadas.
De noche veía a Pechito sentado en una mesa plegable leyendo una biblia, degustando las enseñanzas del señor. Yo, por mi lado, dibujaba a todo aquel que se sentara al frente con la única condición que trajera una hoja 8 y media por 11 y durara un rato.
Esta fue mi primera escuela de dibujo, unos 800 dibujos y caricaturas adornaban las cabeceras de los agraciados.También los policías solicitaban mis servicios, aunque a ellos les cobraba $ RD.2.00 y con ese dinero podía comprar cigarrillos y dos comidas mas aceptables que la "gravilla" oficial.
Pechito me hablaba de la vida, el destino, el hombre, siempre adoptando un aire filosófico, queriendo demostrar lo que no era.
Hacía muchos cuestionamientos como buen calie (chivatos y denunciantes de opositores de la dictadura) y cansado de sus preguntas, un día le dije: prefiero oírlo a usted, me gusta como ud. habla, Pechito soltó una carcajada y se hinchó el pecho de orgullo, jamas entendió el tono de ironía de mis palabras.
Siempre me han llamado la atención los casos de los grandes asesinos, gangster, traidores a la humanidad ( como decía José Marti ) y de todos los que contribuyen a dañar el mundo, que terminan refugiándose en la religión y abrazados a una biblia, (en este lado occidental) como buscando el pasaporte a su descargo y borrón de todos sus crímenes.
Se llaman a si mismo "los convertidos" no se en que, porque continúan siendo los mismos canallas, ahora aprovechando la ignorancia de la humanidad.
Luego de un tiempo de haber logrado su libertad, y parado en una esquina con su biblia bajo el brazo, se le acercaron dos hombres con sendas pistolas al cinto y lo que parecía un encuentro de sangre relámpago se convirtió en un apacible diálogo de unos minutos.
Es bueno ejercitar la imaginación ¿ por qué no hacerlo sobre este diálogo?
— Pechito, ¿ tu en libertad?
— Sí, yo soy inocente de lo que se me acusó, pero ya cumplí.
—Tu eras de los hombres fuertes del SIM ( servicio de inteligencia militar).
—Sí, yo era del SIM, pero no participe en eso.
—Pero tus compañeros hablaron y lo dijeron todo.
—Hablaron, pero por presión, eso tiene causas atenuantes.
—¡ Vaya, pero hablas como Abogado!.
—Yo estudié en la cárcel, y les aseguro que soy inocente, solo Dios sabe........
—El problema Pechito es, que el no tuvo la cortesía de decirnos eso y tu debes pagar por ese crimen, y la cárcel no basta.
—¿Y que van a hacer ustedes, ya yo pagué injustamente, además, eso no es justicia.
—Los crímenes como el de las Mirabal, están mas allá de la justicia y de lo comprensible y lo que resulte mas allá, también.
Pechito quedó tendido cuan largo y ancho era, con su biblia al lado y como nota curiosa, una pistola Browning automática de 35 ml. que llevaba en la cintura quedó al descubierto.
Esto no es extraño en los asesinos de mujeres y niños y los que matan apoyados y protegidos por el poder, pues tienen un rasgo común que es la cobardía. Solo actúan contra indefensos y débiles, pero cuando tienen la verdad al frente, ahí demuestran toda su esencia*.
miércoles, 26 de agosto de 2015
LA NAVIDAD DEL GORILA. De un Anecdotario Carcelario.
Los tiempos de navidad en la cárcel son muy significativos, se podría decir que son los días en que la reclusión se hace mas pesada. Los reclusos expresan los sentimientos mas diversos, algunos de manera muy particular.
El caso de "el Gorila" recluso de varios años, de aspecto rudo y con cierta deformidad en la espalda que le daba un aspecto grotesco, era un caso único de patetismo, lamento y comicidad conjugados. Esto atraía la atención de todos, incluso de los policías que acudían a curiosear.
El gorila tenía su colmadito, lo que le permitía salir con custodios a comprar mercancías, oportunidad que aprovechaba para adquirir algunas bebidas alcohólicas.
En varias ocasiones se le podían notar los efectos de la bebida, momentos que pasaba recostado en su rincón.
En esa fecha del 24 de diciembre desde muy temprano se le podía escuchar hablando a solas murmurando disparates y dándose sus tragos. Ya entrada la noche se desnudaba por completo y con un jarro de alcohol en las manos corría por el centro del pabellón de extremo a extremo vociferando a todo pulmón.
" ¡Ay Lucila, mi navidad, ay mi navidad, soy hombre muerto¡", esto sin parar. A medida que llegaba al agotamiento, trotaba y luego caminaba dando tumbos pero siempre con sus eslogan:
"¡Ay mi navidad, Lucila hija de puta, pero te quiero, Dios,cabroncito,ampárame, mátenme !", hasta caer desplomado frente a su rincón pero sin soltar su jarro, y ahí permanecía hasta el otro día.
Este "espectáculo " producía un efecto variable en los reclusos, pues al comienzo era motivo de hilaridad pero a medida que avanzaba el tiempo el tedio comenzaba a cubrir el ambiente y al mismo tiempo una sensación de intranquilidad se apoderaba de algunos que se acostaban dando la espalda al patético hecho y se cubrían los oídos con sus manos o con trapos.
En el transcurso del acto de Gorila, el silencio se iba extendiendo en todo el pabellón convirtiendose al final en sepulcral. Solo se escuchaban los gritos del protagonista.
Realmente era patético ese desahogo de éste hombre que unido a su condición física producía un efecto chocante en los reclusos.
pd.
El uso de alcohol en el penal no era extraño pues todo aquel con cierta posibilidad económica podía conseguirlo, a pesar de que tenía que pagar en ocasiones el doble del producto a los policías.
En algunos momentos me brindaban uno que otro trago y les aseguro y les garantizo, que el placer de un trago tras los barrotes no tiene comparación alguna con uno en el centro del paraíso o en el mejor momento de su vida.
Los tiempos de navidad en la cárcel son muy significativos, se podría decir que son los días en que la reclusión se hace mas pesada. Los reclusos expresan los sentimientos mas diversos, algunos de manera muy particular.
El caso de "el Gorila" recluso de varios años, de aspecto rudo y con cierta deformidad en la espalda que le daba un aspecto grotesco, era un caso único de patetismo, lamento y comicidad conjugados. Esto atraía la atención de todos, incluso de los policías que acudían a curiosear.
El gorila tenía su colmadito, lo que le permitía salir con custodios a comprar mercancías, oportunidad que aprovechaba para adquirir algunas bebidas alcohólicas.
En varias ocasiones se le podían notar los efectos de la bebida, momentos que pasaba recostado en su rincón.
En esa fecha del 24 de diciembre desde muy temprano se le podía escuchar hablando a solas murmurando disparates y dándose sus tragos. Ya entrada la noche se desnudaba por completo y con un jarro de alcohol en las manos corría por el centro del pabellón de extremo a extremo vociferando a todo pulmón.
" ¡Ay Lucila, mi navidad, ay mi navidad, soy hombre muerto¡", esto sin parar. A medida que llegaba al agotamiento, trotaba y luego caminaba dando tumbos pero siempre con sus eslogan:
"¡Ay mi navidad, Lucila hija de puta, pero te quiero, Dios,cabroncito,ampárame, mátenme !", hasta caer desplomado frente a su rincón pero sin soltar su jarro, y ahí permanecía hasta el otro día.
Este "espectáculo " producía un efecto variable en los reclusos, pues al comienzo era motivo de hilaridad pero a medida que avanzaba el tiempo el tedio comenzaba a cubrir el ambiente y al mismo tiempo una sensación de intranquilidad se apoderaba de algunos que se acostaban dando la espalda al patético hecho y se cubrían los oídos con sus manos o con trapos.
En el transcurso del acto de Gorila, el silencio se iba extendiendo en todo el pabellón convirtiendose al final en sepulcral. Solo se escuchaban los gritos del protagonista.
Realmente era patético ese desahogo de éste hombre que unido a su condición física producía un efecto chocante en los reclusos.
pd.
El uso de alcohol en el penal no era extraño pues todo aquel con cierta posibilidad económica podía conseguirlo, a pesar de que tenía que pagar en ocasiones el doble del producto a los policías.
En algunos momentos me brindaban uno que otro trago y les aseguro y les garantizo, que el placer de un trago tras los barrotes no tiene comparación alguna con uno en el centro del paraíso o en el mejor momento de su vida.
lunes, 24 de agosto de 2015
Un Ángel sensual, en el cementerio de hombres vivos. De un Anecdotario Carcelario. La Victoria, nombre muy singular para una cárcel, símbolo de lo mas tenebroso con sus historias de torturas y muertes, situada en el poblado del mismo nombre en la República Dominicana.. También son incontables las anécdotas de todos colores y vivencias entre los presos.
Una mañana cualquiera llega Fredo, un recluso de color indio oscuro, (como llamamos aquí a los mulatos), esbelto, de andar rápido y con la soltura propia de quien exhibe sus atributos en una pasarela.
Desde su llegada, conmocionó a la población de habitantes de ese cementerio de hombres vivos. No se que encanto tenia, pero su imagen y movimientos no pasaban desapercibidos de nadie que lo pudiera mirar. No habían pasado los efectos de la impresión, cuando ya tenía admiradores por doquier.
En el pabellón #6, a un segundo preboste, "cachifa", siempre atento a la posibilidad de ganar algunos pesos, se le prende el bombillo de la imaginación y se acerca a Fredo, lo lleva a su hábitat y le muestra su "góndola", esta era una cama de dos plantas modificada, cubierta con una cortina opaca, le propone que esa sera su casa de citas y que si cobrara 50 centavos le diera 10.
Es bueno señalar, que eran los años 70 y las monedas de 1, 5, 10, 25, y 50 centavos tenían valor. Fredo acepta gustoso, y al rato, legiones de hombres desesperados hacían turno para disfrutar de sus encantos.
Era un fenómeno nunca visto en la Victoria. Algo así como un imán atrayendo toda la chatarra metálica que se cruzara en su camino.
Renzo era un recluso convicto por robo de carros, con cierto nivel educativo, tranquilo y sociable, siempre se acompañaba de libros y revistas . Nos conocimos y dialogábamos con cierta frecuencia sobre diferentes tópicos, incluyendo la homosexualidad , el se mostraba opuesto a esa practica.
Tratábamos lo referente a sobrevivir y aprovechar el tiempo en estudios y conocimientos, pues le decía que desde ahí, no hay ruta para ninguna parte, pero eso es otra historia.
Lo que nos interesa es que, una tarde en que yo regresaba del patio de dar brincos en unas barras gimnásticas, a mi sitio a unas 5 camas de la góndola de cachifa, veo a Renzo salir lentamente de esa zona de disfrute, al mirarme abre los brazos y baja la cabeza de una manera que daba pena, mas atrás vi a Fredo, con su aire de Barón del cementerio en busca de otra victima.
No había transcurrido media hora, cuando Renzo me visita cabizbajo y me dice:
—! No me hagas preguntas, aquí hasta los hombres serios dejan de serlo!, pero mira:, salí a buscar unos cigarrillos y el tipo me paso por el lado y por mi madre , yo lo que vi fue una mujer bonita y sensual, y me aloque . ja ja ., para que no se molestara con mi risa le digo:
— Pero los hombres tienen derecho a equivocarse, ademas hemos hablado sobre el lugar en que estamos, y sobre las necesidades humanas.
Una tarde lo veo en el patio y en son de broma le comento,
—Renzo, ¿en el ambiente no hay otra ronda romántica?,
—Mira hijo de la gran puta, no relajes conmigo que nos damos 50 trompadas y 10 puñaladas, me responde, mientras resonaban las carcajadas.
No vi a Fredo mas, parece que su caso era leve y recuperó pronto su libertad.
En la Victoria, pocos hombres se quedaron o mejor dicho, nos quedamos sin conocer los encantos del Ángel de la sensualidad, en ese cementerio de hombres vivos*.
Una mañana cualquiera llega Fredo, un recluso de color indio oscuro, (como llamamos aquí a los mulatos), esbelto, de andar rápido y con la soltura propia de quien exhibe sus atributos en una pasarela.
Desde su llegada, conmocionó a la población de habitantes de ese cementerio de hombres vivos. No se que encanto tenia, pero su imagen y movimientos no pasaban desapercibidos de nadie que lo pudiera mirar. No habían pasado los efectos de la impresión, cuando ya tenía admiradores por doquier.
En el pabellón #6, a un segundo preboste, "cachifa", siempre atento a la posibilidad de ganar algunos pesos, se le prende el bombillo de la imaginación y se acerca a Fredo, lo lleva a su hábitat y le muestra su "góndola", esta era una cama de dos plantas modificada, cubierta con una cortina opaca, le propone que esa sera su casa de citas y que si cobrara 50 centavos le diera 10.
Es bueno señalar, que eran los años 70 y las monedas de 1, 5, 10, 25, y 50 centavos tenían valor. Fredo acepta gustoso, y al rato, legiones de hombres desesperados hacían turno para disfrutar de sus encantos.
Era un fenómeno nunca visto en la Victoria. Algo así como un imán atrayendo toda la chatarra metálica que se cruzara en su camino.
Renzo era un recluso convicto por robo de carros, con cierto nivel educativo, tranquilo y sociable, siempre se acompañaba de libros y revistas . Nos conocimos y dialogábamos con cierta frecuencia sobre diferentes tópicos, incluyendo la homosexualidad , el se mostraba opuesto a esa practica.
Tratábamos lo referente a sobrevivir y aprovechar el tiempo en estudios y conocimientos, pues le decía que desde ahí, no hay ruta para ninguna parte, pero eso es otra historia.
Lo que nos interesa es que, una tarde en que yo regresaba del patio de dar brincos en unas barras gimnásticas, a mi sitio a unas 5 camas de la góndola de cachifa, veo a Renzo salir lentamente de esa zona de disfrute, al mirarme abre los brazos y baja la cabeza de una manera que daba pena, mas atrás vi a Fredo, con su aire de Barón del cementerio en busca de otra victima.
No había transcurrido media hora, cuando Renzo me visita cabizbajo y me dice:
—! No me hagas preguntas, aquí hasta los hombres serios dejan de serlo!, pero mira:, salí a buscar unos cigarrillos y el tipo me paso por el lado y por mi madre , yo lo que vi fue una mujer bonita y sensual, y me aloque . ja ja ., para que no se molestara con mi risa le digo:
— Pero los hombres tienen derecho a equivocarse, ademas hemos hablado sobre el lugar en que estamos, y sobre las necesidades humanas.
Una tarde lo veo en el patio y en son de broma le comento,
—Renzo, ¿en el ambiente no hay otra ronda romántica?,
—Mira hijo de la gran puta, no relajes conmigo que nos damos 50 trompadas y 10 puñaladas, me responde, mientras resonaban las carcajadas.
No vi a Fredo mas, parece que su caso era leve y recuperó pronto su libertad.
En la Victoria, pocos hombres se quedaron o mejor dicho, nos quedamos sin conocer los encantos del Ángel de la sensualidad, en ese cementerio de hombres vivos*.
CAJITA, EL DESCUARTIZADOR SALVADOR DE HAITIANOS. De un Anecdotario Carcelario.
Cajita es el sobrenombre del autor del crimen común mas sonado que se conoció hasta ese momento en la República Dominicana.
Su crimen consistió en invitar a un compañero de estudio a su casa, matarlo, y luego descuartizarlo.
El sobrenombre fue a causa de que al querer botar en el mar los restos de su amigo y que había colocado en una caja que montó en una bicicleta, en el trayecto se topó con una patrulla policial y al querer huir, la caja se cayo desparramando los restos quedando él en evidencia.
En el juicio y a una pregunta del juez, contestó que quería conocer el cuerpo por dentro, qué se había tomado unos tragos y se "alocó". Por ese crimen fue condenado a la pena máxima.
Cuando llegué al penal él era ya un recluso de varios años, era una especie de leyenda, con varias fugas, historias violentas y conflictos en la Victoria, famosa cárcel Dominicana. De baja estatura y accionar algo nervioso y de instintos psicopáticos, una especie de poder temido por todo recluso.
Lo conocí al estar en el pabellón situado frente al suyo donde él tenía un colmadito, privilegio que solo otorgan los años de cárcel. El aroma de una torta o arepa de maíz que preparaba me llamó la atención y me hice un cliente diario mañanero y al mismo tiempo un breve conversador, Cajita era de pocas palabras.
Tenía a la vista una especie de botiquín con algodón, potes y unos envases parecidos a inyecciones, lo que me motivó a preguntarle si estudio medicina, Me respondió que solo dos semestres pero que siguió estudiando en la cárcel.
En mi pabellón, justo a mi frente, estaban siete Haitianos siempre en el suelo, uno de ellos se veía en mal estado con los ojos infectados, y uno de sus compañeros me dijo: que casi estaba perdiendo la vista y cuando iban al hospital de la penitenciaria solo le daban dos o tres aspirinas, alegaban no tener antibióticos. Empeoraba a cada momento y de noche no podía contener los quejidos, el resultado era previsible.
A la siguiente mañana se me ocurrió comentar el caso con Cajita, así que le dije que un Haitiano estaba muriendo y que él podía hacer algo para ayudarlo, Me respondió con improperios sobre ellos, me señaló que fue infectado por unos que estuvieron en su celda y los sacó a palos. Emitió unos epítetos muy agresivos sobre esa nacionalidad, no obstante, cuando me retire le expresé: — En toda la victoria tu eres el único que puede salvarlo". Me miró de reojo y me fui creyendo que lo había dejado pensando.
Eran como las 7.30 de esa mañana, y mas tarde uno de sus sicarios me visita diciéndome que Cajita quería verme. Cuando llego a su lugar me dice en tono tajante, —¡Trae al hombre, tu eres responsable, lo hago por ti!
Le expliqué a los Haitianos la situación y vaya sorpresa, pusieron el grito al cielo diciendo que ya él los había agredido y maltratado, y que sería una imprudencia y un riesgo caer en las manos de ese hombre. Les expliqué que no había otra salida, solo la ceguera o la muerte y que a veces hay que correr el riesgo. Les hablé con la certeza de que Cajita actuaría de buena fe.
Al fin se decidieron, cargaron el enfermo y allá fuimos todos. Al llegar caja dijo que se bajara los pantalones y se acostara en la cama, sacó una jeringuilla cuyo tamaño me dio escalofríos, imagínense al enfermo. Preparó una disolución no se de que, el hombre estaba temblando y le pedí que se relajara y pusiera los músculos blandos, al Cajita inyectarlo se oyó un quejido como salido de ultratumba, luego le señaló que se quedara un rato en la cama.
En ese momento algo me flaqueó, pues pensé: ¿y que estoy haciendo?. Era un muchacho y el panorama se me presentó algo turbio. Nos retiramos y la espera me hizo olvidar la cárcel, creo que entré y salí del pabellón como 50 veces y fumé como dos cajas de cigarros. Eran la duda y la osadía juntas, luchando a ver cual se imponía.
Ya cerradas las puertas, alguien me dijo ¡ dice Cajita que se coloque aquí !, me señaló un sitio y a través de los barrotes él colocó en el suelo un pote y lo empujo con un palo hasta donde lo podía alcanzar y me dijo: "que se lo beba todo". Al otro día temprano repitió la misma operación.
Eran horas de la tarde y vi al hombre sentado, aturdido, pero lo vi mas vivo o eso quise ver.
Al tercer día cerca del atardecer, vi al hombre de pie y sus cómpas algo asombrados y felices. Se acercaron a darme las gracias y les dije: —Es a Cajita a quien deben agradecer, y que yo solo fui un intermediario. Así lo hicieron, luego me acerque a caja y lo elogié, (creo que soy bueno en eso, en responder un acto de humanidad y mas en estas circunstancias). El no supo el peso que me quitó de encima el resultado feliz, los interrogatorios policiales no fueron nada comparado con aquella espera del desenlace final.
De ahí en adelante nuestra amistad tomó otro giro, hubo mas confianza e incluso Cajita tenía la potestad de llamar un carcelero para abrir la puerta aun después de cerradas y salir al patio a correr y ejercitarse y pienso, sentirse dueño de todo. A veces me invitaba a que lo acompañara y el carcelero me abría la puerta.
Allí en el patio hablábamos de política, de gobiernos, de sobre-vivencias, fugas, pues el recluso que espera un buen tiempo de cárcel si no habla o piensa en fugas no es un preso, sino un turista haciendo el papel de recluso.
Cajita incluso se ofreció para ser receptor de mensajes entre los cómpas del área del hospital y los que permanecíamos en los pabellones. Mas adelante logré que él fuera el responsable de facilitar la compra quincenal para los compañeros.
El cambio de Cajita pienso que se debió a que nunca la vida le había presentado la oportunidad de hacer algo parecido, aun fuera una simple inyección, pues lo que importa son los resultados y lo calculó todo y lo hizo con buena fe y respeto.
p.d.
En una calle de Santo Domingo, luego de estar libres, me encontré con uno de los 7 haitianos, él se dedicaba a ofrecer servicios a domicilio, me reconoció y hablamos, le pedí noticias de sus compañeros y me relató que todos eran combatientes contra la dictadura de Duvalier, y que en aquella ocasión fueron emboscados, lo que les obligó a pasar a territorio Dominicano donde fueron apresados.
Al salir de la cárcel se organizaron de nuevo y cruzaron armados a seguir la lucha en Haití, (menos el, pues enfermó) y antes de transcurrir dos meses fueron muertos por los militares haitianos, me dijo que el hombre del problema de salud era su comandante.
Cajita es el sobrenombre del autor del crimen común mas sonado que se conoció hasta ese momento en la República Dominicana.
Su crimen consistió en invitar a un compañero de estudio a su casa, matarlo, y luego descuartizarlo.
El sobrenombre fue a causa de que al querer botar en el mar los restos de su amigo y que había colocado en una caja que montó en una bicicleta, en el trayecto se topó con una patrulla policial y al querer huir, la caja se cayo desparramando los restos quedando él en evidencia.
En el juicio y a una pregunta del juez, contestó que quería conocer el cuerpo por dentro, qué se había tomado unos tragos y se "alocó". Por ese crimen fue condenado a la pena máxima.
Cuando llegué al penal él era ya un recluso de varios años, era una especie de leyenda, con varias fugas, historias violentas y conflictos en la Victoria, famosa cárcel Dominicana. De baja estatura y accionar algo nervioso y de instintos psicopáticos, una especie de poder temido por todo recluso.
Lo conocí al estar en el pabellón situado frente al suyo donde él tenía un colmadito, privilegio que solo otorgan los años de cárcel. El aroma de una torta o arepa de maíz que preparaba me llamó la atención y me hice un cliente diario mañanero y al mismo tiempo un breve conversador, Cajita era de pocas palabras.
Tenía a la vista una especie de botiquín con algodón, potes y unos envases parecidos a inyecciones, lo que me motivó a preguntarle si estudio medicina, Me respondió que solo dos semestres pero que siguió estudiando en la cárcel.
En mi pabellón, justo a mi frente, estaban siete Haitianos siempre en el suelo, uno de ellos se veía en mal estado con los ojos infectados, y uno de sus compañeros me dijo: que casi estaba perdiendo la vista y cuando iban al hospital de la penitenciaria solo le daban dos o tres aspirinas, alegaban no tener antibióticos. Empeoraba a cada momento y de noche no podía contener los quejidos, el resultado era previsible.
A la siguiente mañana se me ocurrió comentar el caso con Cajita, así que le dije que un Haitiano estaba muriendo y que él podía hacer algo para ayudarlo, Me respondió con improperios sobre ellos, me señaló que fue infectado por unos que estuvieron en su celda y los sacó a palos. Emitió unos epítetos muy agresivos sobre esa nacionalidad, no obstante, cuando me retire le expresé: — En toda la victoria tu eres el único que puede salvarlo". Me miró de reojo y me fui creyendo que lo había dejado pensando.
Eran como las 7.30 de esa mañana, y mas tarde uno de sus sicarios me visita diciéndome que Cajita quería verme. Cuando llego a su lugar me dice en tono tajante, —¡Trae al hombre, tu eres responsable, lo hago por ti!
Le expliqué a los Haitianos la situación y vaya sorpresa, pusieron el grito al cielo diciendo que ya él los había agredido y maltratado, y que sería una imprudencia y un riesgo caer en las manos de ese hombre. Les expliqué que no había otra salida, solo la ceguera o la muerte y que a veces hay que correr el riesgo. Les hablé con la certeza de que Cajita actuaría de buena fe.
Al fin se decidieron, cargaron el enfermo y allá fuimos todos. Al llegar caja dijo que se bajara los pantalones y se acostara en la cama, sacó una jeringuilla cuyo tamaño me dio escalofríos, imagínense al enfermo. Preparó una disolución no se de que, el hombre estaba temblando y le pedí que se relajara y pusiera los músculos blandos, al Cajita inyectarlo se oyó un quejido como salido de ultratumba, luego le señaló que se quedara un rato en la cama.
En ese momento algo me flaqueó, pues pensé: ¿y que estoy haciendo?. Era un muchacho y el panorama se me presentó algo turbio. Nos retiramos y la espera me hizo olvidar la cárcel, creo que entré y salí del pabellón como 50 veces y fumé como dos cajas de cigarros. Eran la duda y la osadía juntas, luchando a ver cual se imponía.
Ya cerradas las puertas, alguien me dijo ¡ dice Cajita que se coloque aquí !, me señaló un sitio y a través de los barrotes él colocó en el suelo un pote y lo empujo con un palo hasta donde lo podía alcanzar y me dijo: "que se lo beba todo". Al otro día temprano repitió la misma operación.
Eran horas de la tarde y vi al hombre sentado, aturdido, pero lo vi mas vivo o eso quise ver.
Al tercer día cerca del atardecer, vi al hombre de pie y sus cómpas algo asombrados y felices. Se acercaron a darme las gracias y les dije: —Es a Cajita a quien deben agradecer, y que yo solo fui un intermediario. Así lo hicieron, luego me acerque a caja y lo elogié, (creo que soy bueno en eso, en responder un acto de humanidad y mas en estas circunstancias). El no supo el peso que me quitó de encima el resultado feliz, los interrogatorios policiales no fueron nada comparado con aquella espera del desenlace final.
De ahí en adelante nuestra amistad tomó otro giro, hubo mas confianza e incluso Cajita tenía la potestad de llamar un carcelero para abrir la puerta aun después de cerradas y salir al patio a correr y ejercitarse y pienso, sentirse dueño de todo. A veces me invitaba a que lo acompañara y el carcelero me abría la puerta.
Allí en el patio hablábamos de política, de gobiernos, de sobre-vivencias, fugas, pues el recluso que espera un buen tiempo de cárcel si no habla o piensa en fugas no es un preso, sino un turista haciendo el papel de recluso.
Cajita incluso se ofreció para ser receptor de mensajes entre los cómpas del área del hospital y los que permanecíamos en los pabellones. Mas adelante logré que él fuera el responsable de facilitar la compra quincenal para los compañeros.
El cambio de Cajita pienso que se debió a que nunca la vida le había presentado la oportunidad de hacer algo parecido, aun fuera una simple inyección, pues lo que importa son los resultados y lo calculó todo y lo hizo con buena fe y respeto.
p.d.
En una calle de Santo Domingo, luego de estar libres, me encontré con uno de los 7 haitianos, él se dedicaba a ofrecer servicios a domicilio, me reconoció y hablamos, le pedí noticias de sus compañeros y me relató que todos eran combatientes contra la dictadura de Duvalier, y que en aquella ocasión fueron emboscados, lo que les obligó a pasar a territorio Dominicano donde fueron apresados.
Al salir de la cárcel se organizaron de nuevo y cruzaron armados a seguir la lucha en Haití, (menos el, pues enfermó) y antes de transcurrir dos meses fueron muertos por los militares haitianos, me dijo que el hombre del problema de salud era su comandante.
*CHISPA, EL DUELISTA QUE HIZO DE LA CÁRCEL SU CASA.
De un Anecdotario Carcelario.
Chispa era un hombre de la sierra, tosco, sin preparación alguna, hablaba mas bien por símbolos orales, pocas veces he conocido alguien tan obtuso.
¿ Cual es su historia? Desde niño, trabajo la tierra con sus padres en conúcos propios y ajenos. Ahí aprendió a usar machetes y cuchillos y desde los 13 años se ve involucrado en pleitos con otras familias, cosa muy recurrente en los campos dominicanos
A esa edad conoció la cárcel y desde ese momento su vida se convirtió en un viaje sin retorno. Nada mas sale del penal y lo espera otra guerra, pues estos pleitos son a veces eternos y se transmiten de generación en generación.
Chispa nunca había cometido un acto delincuencial, no había robado, violado, asesinado a sangre fría ni nada por el estilo, solo usar el machete y cuchillo para desyerbar y sembrar, solo eso aprendió.
Ahora usa ese "arte" para defender su vida y la de su familia. Sin embargo; y a pesar de su hoja limpia frente a la ley, había pasado en ese entonces, unos 41 años entrando y saliendo de las cárceles, principalmente de "La Victoria".
Entre esas salidas hay fugas, y es bueno decir: que era el único recluso, que cuando lo hacia, las autoridades se hacían de la vista gorda, algunos se reían y otros sentían pena. También era de los pocos reclusos que volvían voluntariamente a encarcelarse y había que dejarlo entrar, pues siempre tenía penas no cumplidas en su totalidad.
El es un caso único en los anales policiales y judiciales del país.
Lo conocí, cuando compartíamos el pabellón llamado "Viet Nam", y aquí, el preboste era un ex militar, que creía y actuaba como si la cárcel fuera una extensión de su cuartel, se manejaba de forma muy torpe y estúpida, apagaba las luces a las 7:30, no permitía uso de radios, ni hablar en voz alta y otras incongruencias. Esto colmó la paciencia de los reclusos y se organizó un micro-mitin para sustituirlo y se dio un "golpe de cárcel", porque de estado no fue.
Se formó una comisión de tres para elegir el nuevo preboste (yo era uno de esos) sugerí a Chispa, el recluso mas incógnito de todos, le propusimos la oferta y nos dijo "pero yo lo que soy es agricultor" ja ja ja. Al fin acepto.
A pesar de que la policía era quien colocaba a sus sicarios, acordamos pedir a unanimidad nuestra elección.
LLegó la policía y todo se concretó. Chispa era el preboste.
Esto me permitió conocer su increíble historia y saber que era analfabeto, en eso pude ayudarlo.
Hablábamos y le sugería que se mudara de sitio para evadir los encontronazos con sus enemigos y me decía: que ese era el único lugar que conocía, ademas, los mas viejos tenían que proteger a los pequeños y a las mujeres, había perdido a dos hermanos y dos sobrinos y otros estaban inútiles
—¿Para donde voy?, agregaba que: no se como se enteran cuando regreso, pues —Ya me esperan y no me voy a dejar matar, siempre guardo en los bolsillos el dinero para comprar el machete y cuchillo, para no ir desarmado.
La victoria es el único lugar que conoce aparte de su loma, su conuco y su rancho de tablas.
Su frase celebre es: "NO ME VOY A DEJAR MATAR*
De un Anecdotario Carcelario.
Chispa era un hombre de la sierra, tosco, sin preparación alguna, hablaba mas bien por símbolos orales, pocas veces he conocido alguien tan obtuso.
¿ Cual es su historia? Desde niño, trabajo la tierra con sus padres en conúcos propios y ajenos. Ahí aprendió a usar machetes y cuchillos y desde los 13 años se ve involucrado en pleitos con otras familias, cosa muy recurrente en los campos dominicanos
A esa edad conoció la cárcel y desde ese momento su vida se convirtió en un viaje sin retorno. Nada mas sale del penal y lo espera otra guerra, pues estos pleitos son a veces eternos y se transmiten de generación en generación.
Chispa nunca había cometido un acto delincuencial, no había robado, violado, asesinado a sangre fría ni nada por el estilo, solo usar el machete y cuchillo para desyerbar y sembrar, solo eso aprendió.
Ahora usa ese "arte" para defender su vida y la de su familia. Sin embargo; y a pesar de su hoja limpia frente a la ley, había pasado en ese entonces, unos 41 años entrando y saliendo de las cárceles, principalmente de "La Victoria".
Entre esas salidas hay fugas, y es bueno decir: que era el único recluso, que cuando lo hacia, las autoridades se hacían de la vista gorda, algunos se reían y otros sentían pena. También era de los pocos reclusos que volvían voluntariamente a encarcelarse y había que dejarlo entrar, pues siempre tenía penas no cumplidas en su totalidad.
El es un caso único en los anales policiales y judiciales del país.
Lo conocí, cuando compartíamos el pabellón llamado "Viet Nam", y aquí, el preboste era un ex militar, que creía y actuaba como si la cárcel fuera una extensión de su cuartel, se manejaba de forma muy torpe y estúpida, apagaba las luces a las 7:30, no permitía uso de radios, ni hablar en voz alta y otras incongruencias. Esto colmó la paciencia de los reclusos y se organizó un micro-mitin para sustituirlo y se dio un "golpe de cárcel", porque de estado no fue.
Se formó una comisión de tres para elegir el nuevo preboste (yo era uno de esos) sugerí a Chispa, el recluso mas incógnito de todos, le propusimos la oferta y nos dijo "pero yo lo que soy es agricultor" ja ja ja. Al fin acepto.
A pesar de que la policía era quien colocaba a sus sicarios, acordamos pedir a unanimidad nuestra elección.
LLegó la policía y todo se concretó. Chispa era el preboste.
Esto me permitió conocer su increíble historia y saber que era analfabeto, en eso pude ayudarlo.
Hablábamos y le sugería que se mudara de sitio para evadir los encontronazos con sus enemigos y me decía: que ese era el único lugar que conocía, ademas, los mas viejos tenían que proteger a los pequeños y a las mujeres, había perdido a dos hermanos y dos sobrinos y otros estaban inútiles
—¿Para donde voy?, agregaba que: no se como se enteran cuando regreso, pues —Ya me esperan y no me voy a dejar matar, siempre guardo en los bolsillos el dinero para comprar el machete y cuchillo, para no ir desarmado.
La victoria es el único lugar que conoce aparte de su loma, su conuco y su rancho de tablas.
Su frase celebre es: "NO ME VOY A DEJAR MATAR*
LA BIENVENIDA A LOS NUEVOS RECLUSOS. De un Anecdotario Carcelario.
El día de la llegada de nuevos reclusos a la Victoria (famosa cárcel Dominicana) es muy especial, principalmente para el pabellón que los recibe. Cada cierto tiempo y cuando existe una cantidad significativa de reos, son llevados a la institución.
En este pabellón se "organiza" un recibimiento muy particular, que consiste; en saturar el baño (de unos 8 por 12 metros de extensión), de quintales de basuras y desechos en descomposición y toda la inmundicia imaginable, incluyendo gusanos y materia fecal, esto hace una montaña que supera los dos pies de altura y un hedor insoportable.
Al llegar, los reclusos con ojos de "no lo creo"se colocan en fila frente a esta pocilga y el preboste informa que hay que limpiarlo, al mismo tiempo dos sicarios secretean a cada uno de los sorprendidos visitantes, que pueden obviar eso pagando cierta cantidad de dinero y ahí comienza la negociación, cada cual ofrece según sus posibilidades, algunos ofrecen pagar cuando reciban sus familiares y los que no, a realizar la ingrata tarea, o se "venden" a otros. Esta operación permite al preboste conseguir su paga.
Siempre me preguntaba (durante mi permanencia) donde se guardaba esta basura, pues dentro del recinto no podía ser y al saber que la policía también recibía su parte, pues las carretillas y el equipo usado para esto son de su competencia, se supo que era en un vertedero eterno que se conservaba fuera del penal.
Este basurero es como un cheque al portador que convierte lo nauseabundo en oro, es un símbolo que tiene un aspecto material y otro humano y que une ambos como un todo, pues; ¿ que diferencia hay, entre la basura producto de un desecho y la basura producto de la degradación humana?.
El día de la llegada de nuevos reclusos a la Victoria (famosa cárcel Dominicana) es muy especial, principalmente para el pabellón que los recibe. Cada cierto tiempo y cuando existe una cantidad significativa de reos, son llevados a la institución.
En este pabellón se "organiza" un recibimiento muy particular, que consiste; en saturar el baño (de unos 8 por 12 metros de extensión), de quintales de basuras y desechos en descomposición y toda la inmundicia imaginable, incluyendo gusanos y materia fecal, esto hace una montaña que supera los dos pies de altura y un hedor insoportable.
Al llegar, los reclusos con ojos de "no lo creo"se colocan en fila frente a esta pocilga y el preboste informa que hay que limpiarlo, al mismo tiempo dos sicarios secretean a cada uno de los sorprendidos visitantes, que pueden obviar eso pagando cierta cantidad de dinero y ahí comienza la negociación, cada cual ofrece según sus posibilidades, algunos ofrecen pagar cuando reciban sus familiares y los que no, a realizar la ingrata tarea, o se "venden" a otros. Esta operación permite al preboste conseguir su paga.
Siempre me preguntaba (durante mi permanencia) donde se guardaba esta basura, pues dentro del recinto no podía ser y al saber que la policía también recibía su parte, pues las carretillas y el equipo usado para esto son de su competencia, se supo que era en un vertedero eterno que se conservaba fuera del penal.
Este basurero es como un cheque al portador que convierte lo nauseabundo en oro, es un símbolo que tiene un aspecto material y otro humano y que une ambos como un todo, pues; ¿ que diferencia hay, entre la basura producto de un desecho y la basura producto de la degradación humana?.
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