miércoles, 26 de agosto de 2015

LA NAVIDAD DEL GORILA. De un Anecdotario Carcelario.

Los tiempos de navidad en la cárcel son muy significativos, se podría decir que son los días en que la reclusión se hace mas pesada. Los reclusos expresan los sentimientos mas diversos, algunos de manera muy particular.

El caso de "el Gorila" recluso de varios años, de aspecto rudo y con cierta deformidad en la espalda que le daba un aspecto grotesco, era un caso único de patetismo, lamento y comicidad conjugados. Esto atraía la atención de todos, incluso de los policías que acudían a curiosear.

El gorila tenía su colmadito, lo que le permitía salir con custodios a comprar mercancías, oportunidad que aprovechaba para adquirir algunas bebidas alcohólicas.

En varias ocasiones se le podían notar los efectos de la bebida, momentos que pasaba recostado en su rincón.

En esa fecha del 24 de diciembre desde muy temprano se le podía escuchar hablando a solas murmurando disparates y dándose sus tragos. Ya entrada la noche se desnudaba por completo y con un jarro de alcohol en las manos corría por el centro del pabellón de extremo a extremo vociferando a todo pulmón.

" ¡Ay Lucila, mi navidad, ay mi navidad, soy hombre muerto¡", esto sin parar. A medida que llegaba al agotamiento, trotaba y luego caminaba dando tumbos pero siempre con sus eslogan:

"¡Ay mi navidad, Lucila hija de puta, pero te quiero, Dios,cabroncito,ampárame, mátenme !", hasta caer desplomado frente a su rincón pero sin soltar su jarro, y ahí permanecía hasta el otro día.

Este "espectáculo " producía un efecto variable en los reclusos, pues al comienzo era motivo de hilaridad pero a medida que avanzaba el tiempo el tedio comenzaba a cubrir el ambiente y al mismo tiempo una sensación de intranquilidad se apoderaba de algunos que se acostaban dando la espalda al patético hecho y se cubrían los oídos con sus manos o con trapos.

En el transcurso del acto de Gorila, el silencio se iba extendiendo en todo el pabellón convirtiendose al final en sepulcral. Solo se escuchaban los gritos del protagonista.

Realmente era patético ese desahogo de éste hombre que unido a su condición física producía un efecto chocante en los reclusos.

pd.

El uso de alcohol en el penal no era extraño pues todo aquel con cierta posibilidad económica podía conseguirlo, a pesar de que tenía que pagar en ocasiones el doble del producto a los policías.

En algunos momentos me brindaban uno que otro trago y les aseguro y les garantizo, que el placer de un trago tras los barrotes no tiene comparación alguna con uno en el centro del paraíso o en el mejor momento de su vida.

5 comentarios:

  1. Es la primera historia que leo del Anecdotario. He visto muchas películas que transcurren en la cárcel, siempre me pregunté qué ocurre verdaderamente en el interior de un recluso, porque en las pelis suelen mostrar una serie de estereotipos, pero casi nunca un punto de vista más profundo, que no sea el de la acción, el abarrotamiento y la crueldad.
    Las cárceles en general (quizás haya algunas excepciones) y las de Argentina en particular, hacen poco -o nada- para la rehabilitación del preso. Los encierran como para decir "bueno por unos años no van a joder afuera".
    ¿Y después?
    Un gran abrazo, Orlando, me han gustado tus pinturas.

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  2. Hola +Mirella S. El sistema carcelario es una tragedia en muchas partes del mundo, es tal como tu dices solo se piensa en que el aislamiento es la cura, pero están creando bombas de tiempo. El recluso que viola la ley sale mas adiestrado que antes y con planes concretos y mas organizados para seguir delinquiendo.
    Espero que te sientas mejor y recuperada,

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  3. Hola Orlando:

    Me gustó la anécdota y me recordó un viaje de cinco días en una de las cárceles de mi ciudad por un problema con un vecino. Es curioso constatar el comportamiento de algunos compañeros en esas circunstancias teniendo en cuenta algunos de sus rasgos que pueden alimentar ciertos prejuicios o estereotipos que luego no se corresponden con la realidad. Y aunque pocos días, te digo, vi muchas cosillas de la condición humana que no dejaron de sorprenderme.

    A ver si un día me animo a hablar de esa experiencia que dicho sea de paso nunca pase a población. Los días que estuve los pase en una zona llamada anexo o algo similar.

    Te dejo un abrazo.

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    1. +Gonzalo Reyes,
      Si, es un ambiente que complica la psiquis de cualquiera. ojala te animes a contar esa experiencia, así tengo un compañero de cárcel ja ja ja.

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